miércoles, 19 de noviembre de 2008

Sangre solidaria en la mezquita



Alrededor de 200 musulmanes de Eivissa participan en la primera jornada de la campaña `Sangre sin fronteras´
EIVISSA MARTA TORRES Más de 200 musulmanes esperaban ayer por la mañana para entrar en la mezquita. Y no para un rezo si no para donar sangre dentro de la primera jornada de `Sangre sin fronteras´, idea que surgió de la comunidad islámica de Eivissa y que pretende animar a los musulmanes a ser donantes.

Miguel, de la Fundación Banco de Sangre y Tejidos de Balears, destacaba que en una sola mañana como la de ayer se recogen cuatro veces más bolsas de sangre que en una de las jornadas habituales de donación. «Además, como el Corán dice que no pueden beber alcohol y no comen sobrassada porque es de cerdo es una sangre muy buena», comentaba.En la puerta de la mezquita, unos esperaban rellenando el cuestionario previo a la donación mientras otros reponían fuerzas (riquísimo té, coca de pimientos y bocadillo de queso) después de su experiencia con la aguja.

Mohamed Hahi Ould Atalib, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas en Balears, enseñaba las hojas que habían traducido al árabe para facilitar la comprensión. Además, algunos voluntarios les ayudaban a rellenarlas a los que lo necesitaban. Mohamed destacaba el hecho de que la idea de `Sangre sin fronteras´ haya salido de Eivissa, mientras que Miguel asegura que en breve se celebrarán jornadas similares en Mallorca, Menorca y Formentera. «Los sabios del Consejo Teológico Europeo han dicho que es una obligación de los musulmanes donar sangre», explicaba Saladí Costa.

Este ibicenco convertido al Islam señalaba la importancia de iniciativas como ésta para cambiar el concepto violento que se tiene de los musulmanes. «Sólo unos pocos son así, el problema es que hacen mucho ruido» lamentaba. Tanto Miguel como Mohamed señalaban que el próximo paso será conseguir que también accedan a donar órganos. Entre los más de 200 musulmanes que ayer se congreraron en la mezquita no había ninguna mujer.

Ninguno de los presentes explicó a qué se debía la ausencia del género femenino en esta campaña. De hecho, algunos se negaron a hablar con ninguna mujer sobre la donación, a excepción de las enfermeras que les atendían en el interior del templo. Muchos habían acudido allí con sus hijos, a los que Miguel entregaba dibujos y lápices para colorearlos.