lunes, 3 de noviembre de 2008

La Banca islámica busca a los renegados del capitalismo




Una cliente del Kuwait Finance House en Kuala Lumpur. (Foto: AP)
JAVIER ESPINOSA (corresponsal)

BEIRUT.- Embutido en un exquisito traje, el jeque Jaled al Faqih se desenvuelve a la perfección entre la más compleja terminología financiera y las referencias al Corán. Quizás porque el personaje dispone de un doctorado tanto en Estudios Islámicos como en Banca y Finanzas. Pero también porque Faqih no es un ejecutivo al uso de los que se podrían descubrir en Wall Street, sino un miembro de la Organización de Contabilidad y Auditorias de las Instituciones Financieras Islámicas (AAOIFI), el ente referencial para el entramado económico que se rige bajo criterios islámicos.
Sentado en su céntrico despacho de Beirut, Jaled no se sorprende del cataclismo que se ha abatido sobre la economía occidental. "El capitalismo tiene un error estructural. No hay límites. Los riesgos son tan variables que al final el negocio es una pura apuesta. Eso no ocurre en las finanzas islámicas. Por eso no se conoce el caso de ningún banco islámico que haya quebrado", afirma.
La confianza que exulta Faqih coincide con la que se aprecia desde hace semanas entre los dirigentes de la banca islámica. Durante el Foro Internacional de Finanzas Islámicas de Estambul (Turquía), el director del evento, Swati Taneja, opinó que la crisis internacional ofrece "una oportunidad de oro" para este sector, que hasta el presente instante ha esquivado la debacle económica.
"Algunos están sugiriendo que los productos islámicos podrían ser un refugio seguro en estos tiempos de desafío", añadió Taneja. Con poco más de tres décadas de historia, el número de instituciones financieras islámicas ha pasado de una en 1975 a más de 300 expandidas por cerca de 75 países, aunque su centro de actividades es Oriente Próximo y el Sudeste Asiático.
El Banco Asiático de Desarrollo estima que los activos islámicos a nivel global ascienden ya a un billón de dólares, con un crecimiento anual del 10% al 15%. Para Ghassan Chammas, asesor en finanzas islámicas del presidente del Banco Central del Líbano, las instituciones que se administran por la Sharia (ley islámica) no son inmunes a la recesión, pero sufrirán un daño mucho menor que el resto.
"La economía se ha quemado por completo, pero hay quemaduras de muchos niveles. Hay quien las tiene de grado cinco, pero en la banca islámica son leves", precisa. Según el también experto del Banco Blom de Desarrollo -una de las principales entidades islámicas del Líbano-, "nuestro sector dispone de un cierto escudo porque no trabaja con derivados de créditos ni hipotecas basura, ni todos esos productos que han llevado a la quiebra a Lehman Brothers. Sólo trabajamos con activos tangibles".
Fiqih acota además que estos bancos se basan en un precepto básico: "compartir el dolor, compartir la ganancia", que estriba en que los depósitos del cliente no se remuneran en base al interés -prohibido por el Islam- sino que funcionan como un contrato de inversión. "Me das dinero y yo lo invierto. Tanto lo que gane como lo que pierda lo compartimos".
Los expertos en banca islámica piensan que la solidez de estas instituciones podría atraer a los descreídos del capitalismo. "La gente cree que estos bancos son para barbudos islamistas pero el 60% de sus usuarios no son musulmanes. Yo mismo soy cristiano", precisa Chammas.
Respaldados todavía por la ingente liquidez que generan los petrodólares, estas entidades podrían "liderar la aportación de fondos para grandes proyectos dado que los bancos convencionales tienen que revisar su modelo de actuación" según recogía en su último informe el Kuwait Finance House, una de las instituciones islámicas claves del Golfo.
Los clérigos atacan a la 'usura' de Occidente
El grave brete en el que se encuentra sumida la economía internacional ha propiciado un aluvión de críticas entre los ideólogos del espectro musulmán que, como Yusuf Al-Qaradawi -el conocido predicador egipcio y quizás la figura más insigne de la comunidad suní-, no han dudado en hablar del "colapso del sistema capitalista basado en la usura y los billetes, mientras que la filosofía económica islámica se mantiene en pie".
Al-Qaradawi pidió el día 12 en Doha (Qatar) que los países musulmanes aprovechen la ocasión para implantar una estructura acorde a la Sharia, expresándose en términos similares a los que después utilizaría el máximo líder chií de Irán, Ali Jamenei. "Es el final del capitalismo", llegó a decir el presidente de la nación persa, Mahmud Ahmadineyad.
Las instituciones financieras islámicas se precian de mantener una cierta ética que las diferencias de los preceptos puramente mercantilistas que rigen en Occidente, aunque esa aureola se ha visto afectada por las irregularidades detectadas en el Dubai Islamic Bank.
Los bancos islámicos no invierten en negocios como la pornografía, el juego, el alcohol, los porcinos o el tráfico de armas. "Tienen que ser inversiones socialmente responsables", dice Faqih.
Al mismo tiempo, inciden de manera fundamental en el análisis de cualquier inversión para certificar que no excede los límites del riesgo. "El riesgo es admisible según la Sharia. Por ejemplo, las fluctuaciones del mercado inmobiliario. Pero no la incertidumbre absoluta", dice el jeque.
Sin embargo, la contracción del mercado y en especial el estrecho vínculo que mantienen los bancos islámicos del Golfo con el mercado inmobiliario -que podría enfrentar un fenómeno de desplome similar al español- no excluyen turbulencias en el sector. De hecho, la emisión de bonos sujetos a la Sharia registró un descenso del 54% en la primera mitad del año con respecto al mismo periodo de 2007